martes, 22 de junio de 2010

Un percebe en un bolso Loewe

Es uno de los misterios insondables del universo.
Es el gran secreto de la Humanidad.
Es un acordeón invertido.
Es el lugar perfecto para jugar al escondite inglés.

Es el bolso de una mujer.


Pues bien, imáginaos el bolso de una mujer japonesa.
Imaginaos a un percebe dentro.
Imagináos que demonios podía hacer!!!

Hasta tal punto había llegado mi deslocalización, hasta tal punto el destino me había encomendado conocer los secretos de la especie extraterrestre más hermosa del sistema solar desde dentro de sus entrañas, desde el sometimiento más sumiso de un perplejo cirrípedo ante el aroma de su carmín...
Guarecido en sus repliegues rosados, con las lineas de errancia acotadas a un bolsillo u otro tuve que soportar que en el bolso de esta japonesa no existieran obscuridades que le hiciesen ver claro,... sólo una luz cruda entreabierta caprichosamente.
Polizón clandestino de un viaje pendular, durante todo el fin de semana y a cualquier hora...solía reflexionar, en medio de la empalagosa oscuridad... acerca del viaje...del desplazamiento, de ir de un lado para otro, de la condición trashumante y neurótica de la condición humana...y que yo sepa, en la antiguedad, estos simios parlantes no viajaban sólo por el placer de viajar..., eran imbéciles, pero no tanto...

De repente,...en medio de mi particular meditación transversal sentí el magnetismo de las fuerzas de un control aeroportuario,...un escáner radiando toda mi superficie... y un siniestro vigilante de seguridad abriendo la cremallera dispuesto a examinar cada pulgada de mi cariacontecido Corazón SiemprePalpitante...

viernes, 18 de junio de 2010

Las primeras palabras de la mañana fueron en japonés


No fue fácil bajar los 330 metros de hierro pudelado desde la punta de la torre hasta las fuentes.Pero lo conseguí. Tuve que meterme en un plastiquito transparente de cajetilla de tabaco que alguien había dejado sobre la barandilla de forja y hacer parapenting a mi manera.La noche estaba tranquila y no había viento, así que me metí como pude en el plastiquito, miré hacia Santiago, me apoyé sobre mi SiemprePalpitante e Ingobernable Corazón y salté al vacío...
Como pude y sin respirar, recé 14 rosarios a toda leche hasta que afuenticé a bruscos trompicones para quedarme finalmente colgado de un gran foco de luz que iluminaba el cielo. Una sombra de mí, y del plastiquito se proyectaba sobre La Ciudad de Las Luces...
Un aplauso y vítores. Turistas enaltecidos se iban acercabando hasta mí...
No entendía lo que me estaba pasando...

En cuanto asomé un poco mi UÑA-QUE-TODO-LO-VE,...una encantadora japonesa-la más rápida de los allí congregados en llegar hasta mí- me miraba fíjamente mientras sacaba su Polaroid.

-Coni Chuá...my darling...-FLASH!!!,-y una sonrisa irrestible.

ALGARABÍA!
Me cogió de la bolsa con sus encantadoras uñas fucsia a lo Florende Griffith que me resultaban tan familiares y me metió en su adorable bolsito dorado chillón...

Percebón empezaba a entender la divina locura de La Ciudad de Las Luces.

jueves, 17 de junio de 2010

Un percebe en París


Hola soy el Percebón de Santiago Apóstol.
Y yo también tengo que hacer el dichoso caminito.
No es fácil.Y menos para mí, habituado como estoy al mundo de la roca pura y dura, a los golpes de mar y al sabor a sal. Pero este año he decidido hacerlo para que me absuelvan de todo lo que no hice y para dar a conocer al mundo entero el secreto mejor guardado de Santiago Apóstol, que soy yo.
Comienzo el camino hoy día 17 de junio desde París- ya puestos, me lo hago desde la punta de la Torre Eiffel-.

Encontrar mi camino interior paso a paso no es algo que me preocupe demasiado, ni volver renovado espiritualmente, ni comenzar una nueva vida,... nada de eso. Yo lo que quiero es encontrar una buena Nécora o una Batea de mejillonas casaderas que entiendan mi peculiar condición:
No tengo ojos, pero mi ceguera se ve contrarrestada por el extraordinario tamaño de mi SiemprePalpitante e Ingobernable Corazón.


Buen camino a todas las Peregrinas.