martes, 22 de junio de 2010

Un percebe en un bolso Loewe

Es uno de los misterios insondables del universo.
Es el gran secreto de la Humanidad.
Es un acordeón invertido.
Es el lugar perfecto para jugar al escondite inglés.

Es el bolso de una mujer.


Pues bien, imáginaos el bolso de una mujer japonesa.
Imaginaos a un percebe dentro.
Imagináos que demonios podía hacer!!!

Hasta tal punto había llegado mi deslocalización, hasta tal punto el destino me había encomendado conocer los secretos de la especie extraterrestre más hermosa del sistema solar desde dentro de sus entrañas, desde el sometimiento más sumiso de un perplejo cirrípedo ante el aroma de su carmín...
Guarecido en sus repliegues rosados, con las lineas de errancia acotadas a un bolsillo u otro tuve que soportar que en el bolso de esta japonesa no existieran obscuridades que le hiciesen ver claro,... sólo una luz cruda entreabierta caprichosamente.
Polizón clandestino de un viaje pendular, durante todo el fin de semana y a cualquier hora...solía reflexionar, en medio de la empalagosa oscuridad... acerca del viaje...del desplazamiento, de ir de un lado para otro, de la condición trashumante y neurótica de la condición humana...y que yo sepa, en la antiguedad, estos simios parlantes no viajaban sólo por el placer de viajar..., eran imbéciles, pero no tanto...

De repente,...en medio de mi particular meditación transversal sentí el magnetismo de las fuerzas de un control aeroportuario,...un escáner radiando toda mi superficie... y un siniestro vigilante de seguridad abriendo la cremallera dispuesto a examinar cada pulgada de mi cariacontecido Corazón SiemprePalpitante...

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